El FERROCARRIL como genial creación humana no ha sido superado, aún por otro medio de transporte tanto el automotor como el aéreo y el marítimo, en todo caso se objetivan y cobran significado como complemento de aquel.
Y decimos esto fundados en las implicancias que tuvo el Ferrocarril como elemento de innovación tecnológica que produjo en su contacto aceleraciones históricas en los pueblos que lo incorporaron a sus etapas productivas.
Esta fuerza expansiva del vapor que circula sobre carriles de acero fue el punto inicial, allá por la Inglaterra decimonónica de la puesta al servicio de la humanidad de una conjunción de elementos inorgánicos que se transformaron en fuerzas productivas para dar movilidad a elementos orgánicos que expandieron el espacio vital de los seres humanos.
Su impronta en la civilización, se hace vívida en las relaciones establecidas y configuradas en torno a aquellos condicionantes o limitantes geográficos que posteriormente se vieron superados por el tendido de las líneas férreas.
Por ellos debía circular con un destino final al puerto los frutos virginales de las inmensas regiones mediterráneas, como lo fue Villa Mercedes y su zona de influencia.
Nació como instrumento de dominación capitalista, adquiriendo el status de imperial en aquellos reductos neocoloniales que sirvieron de soporte al desarrollo de las metrópolis industriales europeas.
Si bien cumplió con el objetivo de las estrategias dominantes como fue la de transportar materias primas e insumos, también cumplió objetivos más nobles y altruistas como fue acercar el pensamiento occidental a los más recónditos lugares del mundo, a la vez que fomentar las relaciones humanas, reforzar los vínculos de solidaridad entre los pueblos azotados por catástrofes, fue el responsable de generar nuevos espacios urbanos que permitieran el asentamiento de familias, instituciones, alternando en algunos casos las estructuras hegemónicas, haciendo que se instituyeran nuevas jerarquías, transitando las guerras, en definitiva produjo la “ferrocarrilización de la sociedad” .
Pero este organismo de corazón de hierro y piernas de acero, que majestuoso recorriera los senderos de la patria durante casi 150 años, finalmente cayó doblegado por la misma madre que lo gestó y dio a luz, confluyendo a coadyuvar en tal proceso el engangrenamiento provocado por grupos hegemónicos espurios de turno.
Tres lustros nos recuerdan su último paso por nuestra ciudad y de igual modo por las estaciones del ramal del FCGSM. Sin embargo no nos extrañe ver en algún andén, un uniforme de algodón azul de aquel hombre que aún está solo y espera... al decir de Raúl Scalabrini Ortiz.